De nazismo y atletismo: los JJOO de Berlín 1936
Sabemos que para Hitler, todo era una oportunidad de propaganda para el régimen nazi. Y las Olimpiadas de 1936 no fueron una excepción. Celebradas en Berlín entre el 1 y el 16 de agosto, fueron escenario de una enorme puesta en escena para intentar demostrar las supuestas “bondades” o la grandeza del Tercer Reich.
¿Cómo llevar a cabo algo tan monumental como mostrarle al mundo que el gobierno de Hitler y las ideas que él proponía eran buenas y dignas de admiración? No era una tarea fácil (sobre todo porque, en esencia, lo que promovía Hitler era todo lo contrario a bueno y digno de admiración), pero el Canciller alemán decidió dejarlo todo en la cancha con tal de que Alemania brillara en la celebración olímpica.
En primer lugar, le delegó la tarea de difusión al ministro de propaganda Joseph Goebbels. El objetivo era impresionar a los asistentes al evento, a los periodistas, a los deportistas, y, al ser los primeros Juegos Olímpicos de la historia en ser televisados, impresionar también a la opinión internacional.
Para eso, había que eliminar de las calles los afiches y carteles con mensajes antisemitas y racistas. También se determinó que los visitantes no estarían sujetos a las leyes que se referían a la homosexualidad. Hasta ellos mismos se daban cuenta que no podían mostrar toda la verdad si querían obtener una opinión favorable del resto del mundo. Luego, se decoró toda la ciudad con esvásticas y símbolos nacionalistas.
Si bien para 1936 muchos aún ignoraban o preferían ignorar qué tan profundo había calado la política antisemita y racista del régimen Nazi , hubo un intento de boicot de los juegos por parte de Estados Unidos. Finalmente, el boicot no se llevó a cabo y decidieron competir en los juegos, sumándose a los 49 países que formaron parte de la competencia.
Fue España la que se negó rotundamente a participar. El país, gobernado por una República de izquierda radical y popular, decidió boicotear los Juegos Olímpicos alemanes y celebrar, en su lugar, unas Olimpiadas Populares en Barcelona. En éstas participaron equipos de diversos países, como también equipos no oficiales de Alemania e Italia conformado principalmente por judíos exiliados de sus respectivos países. Estas Olimpiadas Populares nunca se llevaron a cabo, porque el día antes de que comenzaran ocurrió el golpe de estado que desencadenaría la Guerra Civil Española.
En fin. En Alemania, Hitler promocionaba los Juegos Olímpicos con bombos y platillos. Fue la primera Olimpiada en la que se hizo una carrera de relevos para traer la antorcha olímpica al inicio de los juegos. Esto porque el Tercer Reich se veía a sí mismo como la continuación del Sacro Imperio Romano Germánico, que era la continuación del Imperio Romano, que era a su vez la continuación de la Antigua Grecia. O sea, para los nazis, el Tercer Reich era el heredero natural de la cultura griega y de la raza “aria” de la Antigüedad. ¿Rebuscado? Sí. ¿Verdadero? No.
Alemania resultó la vencedora en los Juegos Olímpicos de 1936, para sorpresa de nadie. Esto era, según ellos, una clara victoria del nazismo y de sus ideales raciales. Sin embargo, no todo era color de rosas para el Canciller, ya que el deportista que más sobresalió no fue alemán, ni ario: fue un afroamericano llamado Jesse Owens, quien ganó cuatro medallas olímpicas en carreras de velocidad.